Introducción:
A continuación expondré un estracto del libro escrito por el Sensei Koichi Tohei: "Aikido Estudio Completo" en donde expone y aconseja sobre la practica correcta de la respiración en la postura zazen o zeiza y sus beneficios. Espero les resulte de su agrado.
Colaboración: Fernando A Cartofiel.
La unificación Mente-Cuerpo:
Hay una enorme cantidad de métodos para llegar a la
unificación de la mente y el cuerpo. Unificación significa poder. De la misma
manera que concentramos los rayos de luz en un solo punto, desarrollando así
gran poder, así igualmente, concentrando nuestro espíritu podemos dar nacimiento
a un enorme poder. Decían los antiguos sabios: "Si usted lo desea ardientemente,
puede hacerlo todo". Las personas que llevan a cabo tareas excepcionales
son aquellas que sobresalen en ser capaces de concentrar su espíritu. Creyendo
en Dios y orando con todo su corazón, es ciertamente una manera de unificar el
espíritu. Hay muchos incidentes histórico que permiten ver claramente que la
verdadera fe religiosa les ha dado gran fortaleza.
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(Sensei Koichi Tohei enseñando a respirar y meditar al Sensei Steven Seagal) |
Sentado reposadamente, los ojos cerrados, como lo hacemos
en la meditación Zen o en el Yoga, es también una forma sobresaliente de
unificar el espíritu. Un científico envuelto en su trabajo o un granjero
absorbido en sus labores campesinas son ejemplos preciosos de personas que han
unificado su espíritu.
Son muchas las personas, sin embargo, que se muestran
incapaces de concentrar su espíritu en una sola cosa. Muchas otras, a pesar de
que consiguen concentrarse temporariamente, poseen escaso poder de
concentración, insuficiente para un verdadero aprovechamiento del mismo.
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(Sensei Koichi Tohei explicando la meditación y respiración Misogi Kokyuho) |
Es exactamente lo que era de esperar; la capacidad de
concentración requiere entrenamiento.
Es este, pues, el lugar adecuado para presentar los
métodos respiratorios como un medio de unificación del espíritu que puede ser
practicado diariamente por cualquier persona en cualquier lugar. Entre el
considerable número de dichos métodos respiratorios, en algunos de ellos se
inspira a través de la nariz y se espira por la boca; se inspira y espira por
la nariz; se inspira y espira por la boca; se inspira por la boca y espira por
la nariz. En otros se añaden algunos movimientos corporales a los puramente
respiratorios. Explicaré a continuación uno de tales métodos: el conocido de
antiguo en el Japón como Misogi. No sólo es el método más fácil de aprender por
los principiantes, sino también el más efectivo.
Método respiratorio Misogi:
1. Arrodillado sobre los pies cruzados a la altura de
los dedos y con las rodillas separadas por un espacio de dos puños cerrados.
Ambas palmas suavemente apoyadas en los muslos. ( Nota: cuando usted comience a
arrodillarse de esta manera sus piernas se fatigarán extremadamente, pero la práctica
hará que se habitúe a la posición y la fortaleza de su bajo vientre se incrementará
enormemente. Aunque, es perfectamente correcto que aquellos que no toleran esta
posición utilicen una silla, la posición de rodillas es infinitamente
superior).
Mantenga la parte superior de su cuerpo erecta y
extienda la espalda hacia arriba. El centro de gravedad de su cuerpo debe estar
concentrado en el punto UNO. Este es el Seika no itten, un punto en el medio
del abdomen, unos cinco centímetros por debajo del ombligo. Relaje sus hombros
y póngase cómodo ( fig. 1a). Mantenga sus ojos cerrados desde el comienzo hasta
el final del ejercicio.
2. Coloque sus labios en la posición de pronunciar la
sílaba "ah". Mientras deja escapar un sonido suave de su boca
comience a espirar suave y prolongadamente. Sin detenerse, espire todo el aire que
le sea posible en la dirección de la flecha de la fig. 1b. A medida que espire
su cuerpo se inclinará ligeramente en la dirección de la respiración. Usted
debe hacer sólo un ruido suave, porque entonces podrá apreciar el sonido del
aire espirado y si lo hace regularmente o no, y si continúa espirando aire hasta
terminar el ejercicio, todo lo cual sería imposible con un sonido ruidoso. E1
aire al ser espirado debe producir un sonido claro y prolongado. Generalmente
esta respiración dura de treinta a cuarenta segundos, pero como esto es un poco
difícil para los principiantes, bastará con veinte segundos: Con un poco de
práctica podrá espirar más prolongadamente.
3. Cuando usted crea haber agotado el aire de sus
pulmones, fuerce una última espiración. Aun cuando usted crea haber espirado
todo el aire posible, queda siempre algún resto. Asegúrese de forzar una última
bocanada y el aire se desplazará, esta vez, en la dirección indicada en la fig.
1c. Su torso se inclinará por sí solo hacia adelante. Aún cuando usted ha
espirado todo su aire, no debe relajar el punto Uno del abdomen, porque si lo
hace así le resultará muy dificultoso inspirar, en el próximo movimiento.
4. Una vez completada la espiración del aire contenido
en sus pulmones, espere uno o dos segundos, cierre la boca y produciendo un
sonido débil comience a inspirar dirigiendo el aire hacia su nuca. Si usted
intenta inspirar directamente a sus pulmones se obstruirán, impidiendo la
entrada de aire. Debe inspirarse con suavidad en la dirección de la flecha de
la fig. 1d. Desde su comienzo hasta el final, la inspiración dura unos 25
segundos. En igual forma que al espirar, una vez que usted crea completada la
inspiración, fuerce una última porción de aire a su interior.
5. Cuando la inspiración ha sido completada, dirija la
masa de aire contenida en su pecho hacia el punto UNO en su abdomen, como si
pasara a través de los músculos desu espalda, en la dirección señalada por la
línea punteada en la fig. 1e. Mantenga esta posición alrededor de diez
segundos. Cuando usted inspire dirigiendo la corriente de aire hacia su nuca, naturalmente
enderezará ligeramente su torso. Terminada la inspiración debe volver a la posición
original de manera de colocar nuevamente su centro de gravedad en el punto UNO del
abdomen inferior. Si usted no coloca su masa de aire en el punto UNO, le
resultará doloroso el mantener la respiración los diez segundos establecidos.
La próxima espiración es forzada y directamente al exterior. Usted se sentirá
como si hubiese concentrado todo su cuerpo en ese lugar del abdomen inferior,
punto UNO y se hallará lleno de fuerzas dispersas.
Su posición será muy confortable, y si usted fija su
pensamiento para mantenerse en dicha posición podrá tener esta sensación de
diez a treinta segundos.
6. Concentre su inspiración en el punto UNO del
abdomen inferior y pasados diez segundos abra la boca y comience a espirar
suavemente.
Repita este ejercicio respiratorio todo el número de
veces que le resulte conveniente. Aunque regularmente el proceso total, de
inspiración y espiración, debe durar más de un minuto, los principiantes pueden
comenzar completándolo en cuarenta segundos.
Aunque algunas personas opinan que al inspirar no debe
hacérselo hasta el final, sino reservar alrededor de un octavo de la capacidad
inspiradora y otro grupo de practicantes de ejercicios respiratorios siguen la
técnica de que una vez completada la inspiración hay que dejar salir un poco
del aire inspirado, ambas actitudes indican un desconocimiento de la existencia
del punto UNO del abdomen inferior. La idea que les lleva a no completar la
inspiración es que si toman todo el aire posible es demasiado incómodo el
retenerlo luego.
La importancia de la práctica:
Ahora hemos aprendido el método por el cual se hace
posible la inspiración máxima sin dolor ni molestia alguna, concentrando toda
la masa de aire en el punto UNO del abdomen inferior. Si nuestra respiración se
detiene a mitad de camino o se interrumpe es una clara indicación de que ha equivocado
su destino, el punto UNO. Manteniendo este punto Uno, es posible inspirar y
espirar pausado y profundo. El mejor método para los principiantes para mantener
el ritmo, es producir un sonido al dar entrada y salida al aire, porque nos
hace saber de inmediato cuándo el flujo se interrumpe o altera su ritmo. Cuando
practica este ejercicio respiratorio, usted debe recordar que no se trata de un
mero inspirar y espirar. Se debe llevar a cabo con verdadera concentración
espiritual.
Al espirar hágalo como si intentase llegar al cielo
con la corriente de aire espirado; al inspirar, por el contrario, hasta que la
masa de aire alcance su vientre. En otras palabras, cuando usted espira debe hacerlo
tan prolongadamente que le deje la sensación de que su soplo no se agota ante
sus ojos, sino que continúa ascendiendo hasta llegar a las alturas.
En la terminología del Aikido, llamamos a esto Ki o
Dashite aiki espirando al mismo tiempo que volcamos nuestro Ki al exterior. En
este método, a pesar de que nuestra respiración es suave, tiene potencia. En la
inspiración decimos que es necesario atraer el Ki del Universo y concentrarlo,
todo él, en el punto UNO del abdomen inferior. En otras palabras, sentiremos
como si introdujéramos el Universo en nuestro propio abdomen. Cuando hemos
espirado totalmente, nos hallamos en la posición de haber colocado todo nuestro
ser en las manos del Universo que nos rodea y del cual formamos también parte.
Cuando hemos inspirado completamente nos hallamos unificados con el Universo.
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(Para el Sensei Koichi Tohei la armonización con uno mismo y con la naturaleza era la esencia del Aikido) |
Al comienzo, usted puede hallarse incómodo, su
respiración perder su ritmo y posiblemente interrumpirse a mediados de la
inspiración, pero si repite el ejercicio durante diez o veinte minutos, su
espíritu recobrará la cima y la respiración se hará cómoda. Con la práctica constante,
usted llegará rápidamente al punto en que respirará, larga, regular, calmosa y cómodamente,
desde el primer ejercicio hasta el último. Para entonces habrá olvidado la existencia
de su propio cuerpo y todo su Universo estará compuesto nada más que de respiración.
Usted sentirá que es el Universo quien respira, no su propio cuerpo.
Finalmente llegará a comprenderse usted mismo como
parte del Universo. Los efectos de los ejercicios respiratorios no serán
apreciados por usted inmediatamente; lleva tiempo y disciplina, mental y
física, el traspasar los umbrales de este mundo así descrito. Cuando usted haya
alcanzado el punto en que sea capaz de efectuar los ejercicios respiratorios,
en la posición apropiada de rodillas, estará en condiciones de practicarlos en
cualquier momento y lugar, sea sentado, acostado, de pie o caminando.
Volver esto en un hábito saludable:
El mejor hábito de ejercitación es el aprovechar los
últimos quince minutos del día, antes de acostarnos y los quince matinales,
inmediatamente al levantarnos del lecho. Usted descubrirá con toda seguridad,
por sí mismo, cómo progresa su vigor y mejora su salud si dedica sólo quince
minutos de su horario normal de sueño a los ejercicios respiratorio descritos.
Incidentalmente, si su última tarea consistió en estudio o tareas fatigosas, encontrará
así mismo que una serie de tales ejercicios le descansarán mucho más que los clásicos
paseos, empleando para ello no más de los quince o veinte minutos de rutina.
Si en ocasión de algún incidente de importancia usted
se siente perturbado o incapaz de pensar coherentemente, practique alrededor de
dos horas los ejercicios, poniendo en ellos toda su voluntad y firmeza
espiritual y será perfectamente capaz de tomar la decisión moral o física
requerida, pues un nuevo coraje se expandirá por todo su ser.
Es posible a la especie humana vivir durante cierto
período de tiempo sin comer y aun sin beber, pero si no respira por sólo un
corto período, fallece de inmediato. Aunque respiramos inconscientemente, si
nuestra respiración es correcta o no, es de gran importancia y efecto tanto sobre
el espíritu como sobre el cuerpo, cuya salud común depende de una correcta
respiración. La persona que goza de buena salud respira fuerte y prolongadamente;
la enfermiza lo hace a sacudones y débilmente. Una persona equilibrada
espiritualmente respira regular y suavemente, mientras que la perturbada
emocionalmente lo hace al azar y espasmódicamente.
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(Sensei Koichi Tohei enseñando a Sensei Steven Seagal a mantener el Punto Uno) |
Es posible promover la estabilidad espiritual y
preservar la salud corporal por el adecuado control de nuestra respiración.
Aunque aparentemente el practicar todos los días un
corto período de tiempo, no parecerá al principio producir beneficio alguno, al
menos visible, si continuamos estas prácticas sin interrupciones estaremos
cultivando, aun sin caer en la cuenta de ello, una corriente subterránea de fortaleza
poderosa aunque invisible. Eventualmente, alcanzaremos el estadio en que nos
hallaremos en condiciones de lograr la unificación del espíritu y el cuerpo y
con ella poderío asombroso.
Cosas tales como los ejercicios respiratorios son las disciplinas
que forman las raíces del progreso en Aikido. Utilice el tiempo habitualmente
perdido o malgastado en fruslerías practicando estas disciplinas básicas y
usted crecerá, como el árbol, con frondosidad. (Sensei Koichi Tohei)
Colaboración: Prof. Fernando A Cartofiel
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