(Tres de los más grandes maestros de Artes Marciales: Jigoro Kano, Gichin Funakoshi y Morihei Ueshiba) |
En
estos tiempos en los que prima obtener resultados en el menor tiempo
posible y de la manera más sencilla, el viejo lema de "La práctica hace
al Maestro" suele ahuyentar a muchos principiantes.
Hoy la gran mayoría de las personas que pisa un Dojo por primera vez se frustra mucho más rápidamente que aquellos ingresantes de un par de años atrás. La causa de esto la encontramos en el ritmo acelerado en el que se vive hoy en día.
Pero es aquí en donde el "verdadero Maestro del DO" debe hacer un alto y pensar si es conveniente acelerar sus enseñanzas, si resultaran beneficiados sus alumnos recibiendo mucho más de los que están capacitados, si es necesario enseñarles técnicas o movimientos espectaculares con la finalidad de retener y captar a los alumnos, si precisa demostrar su superioridad, etc.
Las Artes Marciales no pueden ni deben ser enseñadas a la ligera. Nótese que estoy hablando de Artes Marciales no de sistemas de combate o de defensa personal. Menciono Artes Marciales (y las coloco con mayúscula) por el respeto que se merecen. Aprender a pelear, a lanzar golpes, a bloquear, derribar o ejecutar cualquier movimiento de lucha es relativamente fácil y sencillo de hacerlo; pero transmitir valores y enseñar al alumno a ser un hombre de bien sin necesidad de recurrir a la rápida solución de resolver o enfrentar problemas con los puños eso no puede transmitirse en unas cuantas clases ni en cursillos de unos cuantos meses.
(La práctica de Artes Marciales no debería de ser considerada una moda sino un Camino de Vida) |
La persona que este frente a una clase de Artes Marciales sin importar el estilo que se trate debe saber y ser conciente que está transmitiendo una larga tradición de conocimientos y sabiduría y que es responsable de cómo llegue la misma a ser comprendida por cada alumno; siendo su principal deber: la formación integral del practicante no el volverlo un mero y simple luchador.
De modo que mi consejo para todos los profesores de Artes Marciales es que transmitan la verdadera esencia y no tan sólo lo superficial del Arte o Estilo que practiquen, respeten los tiempos de práctica y las individualidades de cada alumno que forma su grupo, observen a diario como responden al entrenamiento y observen como llevan la filosofía del Arte fuera del Dojo; corrijan no solo la técnica sino también las malas actitudes; nadie mejor que Uds. para ver y saber que tipo de camino están enseñando.
Es importante que el alumno sepa que
practica porque el maestro, sensei o profesor lo considera digno de
recibir esta enseñanza y no porque se lo merece con el simple hecho de
pagar una cuota!.
El alumno debe de saber que está siendo aceptado por "lo que es" y sobre todo por lo que puede "llegar a ser" y no hablamos de: un campeon mundial o nacional sino de una buena y honrada persona que entendió y asimiló los principios del Budo.
(Debes olvidarte de ti mismo para aprender a enseñar y transmitir correctamente) |
En fin, camaradas y colegas, no caigan ni cedan en la moda ni en la exigencia de dar todo ni de revelar todo de manera rápida, pues estamos hablando de técnicas de lucha que en las manos de una persona que no ha madurado interiormente pueden transformarse en un arma cambiando el concepto original del Arte: "proteger la vida" en preparar a un inexperto para lastimar e incluso llegar a matar a alguien por falta de autocontrol.
El autocontrol definitivamente no puede ser enseñado ni desarrollado rápidamente, requiere años de práctica y de observación constante del alumno por parte del maestro y del propio alumno de parte de sí mismo.
Es un simple aporte para todos aquellos que enseñamos Artes Marciales, espero que les haya gustado.
Un cordial saludo para todos.
Colaboración:
Prof. Fernando A Cartofiel
(Instructor de Aikido & Defensa Personal)
Gracias Sensei, por sus palabras, esto me hace sentido y me demuestra que mi forma de ver y sentir las artes marciales está en una buena dirección y que no somos tan pocos los que pensamos y sentimos igual.
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